Carly Madison Gregg, una menor de 15 años, fue condenada este viernes a cadena perpetua tras ser declarada culpable del asesinato de su madre, Ashley Smyle, y del intento de asesinato de su padrastro, Heath Smylie, en marzo pasado en Mississippi, EE. UU. Además, Gregg fue sentenciada a diez años adicionales por manipulación de pruebas.
El crimen ocurrió cuando Gregg, entonces de 14 años, disparó tres veces con un revólver Magnum .357 contra su madre en la residencia familiar en Brandon. Posteriormente, intentó asesinar a su padrastro con la misma arma. Las imágenes de seguridad de la vivienda fueron clave en el juicio, mostrando los eventos ocurridos el 19 de marzo.
La fiscalía pidió cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, señalando que Gregg no mostró remordimiento y que no padecía de problemas de salud mental significativos. La defensa, sin embargo, argumentó que la menor sufría una «crisis de salud mental» y que, semanas antes del asesinato, su medicación antidepresiva había sido alterada. Gregg había experimentado pensamientos intrusivos y problemas emocionales que, según los abogados, influenciaron sus acciones.
Al escuchar el veredicto, Gregg rompió en llanto, mientras el tribunal dictaba su destino tras un caso que conmocionó a la comunidad.