Este pacto concluyó la reunión en EE.UU., marcada por la ausencia de varios presidentes latinoamericanos, quienes no asistieron tras la decisión de Washington de no invitar a Nicaragua, Cuba y Venezuela, considerados «gobiernos antidemocráticos».
El presidente Joe Biden cerró el evento con un discurso donde afirmó que «la migración ilegal no es aceptable y vamos a asegurar nuestras fronteras». Ha enfrentado críticas por mantener la deportación automática de la mayoría de los migrantes irregulares en la frontera sur de su país.
Mientras hablaba, una caravana de 15,000 personas, una de las más grandes en años, se dirigía hacia EE.UU. desde el sur de México.
En cuanto al acuerdo, Estados Unidos se comprometió a aumentar su cuota de refugiados de las Américas a 20,000 para 2023 y 2024, priorizando a los provenientes de Haití. Los otros países se comprometieron a facilitar vías legales para recibir inmigrantes, según Reuters.
Las medidas incluyen que EE.UU. y Canadá acogerán a más trabajadores temporales y ofrecerán oportunidades laborales a personas de los países más pobres en los más ricos.
El gobierno de Biden, que enfrenta un aumento récord de migrantes en su frontera sur, prometió cientos de millones de dólares en ayuda para migrantes venezolanos en la región. También anunció la reactivación de la tramitación de visados familiares para cubanos y haitianos y facilitará la contratación de trabajadores centroamericanos.
«Estamos cambiando nuestra forma de gestionar la migración en las Américas», dijo Biden, añadiendo que cada país está firmando compromisos que reconocen los desafíos compartidos.
Sin embargo, la declaración no incluyó compromisos específicos de Brasil, el país más poblado de América Latina. La Casa Blanca no ofreció más visados de trabajo a los mexicanos, un tema que se discutirá cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador visite a Biden el próximo mes.
España, como país observador, se comprometió a «duplicar el número de visas laborales» para hondureños en sus «programas de migración circular», aunque actualmente solo hay 250 hondureños en este programa.
El mensaje de Biden fue ensombrecido por un boicot parcial de líderes, incluido el presidente de México, en protesta por la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Biden mencionó que 6.1 millones de personas han dejado Venezuela en los últimos años.
En la inauguración de la cumbre, los líderes de Argentina y Belice confrontaron a Biden por la lista de invitados, destacando el desafío que enfrenta EE.UU. para recuperar su influencia en la región. Otros países como Chile, Bahamas, Barbados y Antigua y Barbuda también expresaron críticas el viernes, aunque Biden no estuvo presente. «No podemos tener exclusiones», afirmó el presidente chileno Gabriel Boric desde el podio.