El Ejército israelí informó en la madrugada del domingo 25 de agosto de 2024 que comenzó a bombardear el Líbano tras detectar que Hezbolá «se está preparando para lanzar un ataque masivo» contra su territorio. Poco después, la milicia chií proiraní anunció un lanzamiento masivo de drones y cohetes contra Israel.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel, se identificó que Hezbolá planeaba disparar misiles hacia territorio israelí, lo que motivó los ataques a objetivos terroristas en el Líbano. Por su parte, Hezbolá afirmó haber lanzado un ataque con drones en represalia por la muerte de un comandante en Beirut.
Desde el anuncio israelí, las sirenas antiaéreas no han dejado de sonar en la frontera norte de Israel, y se han registrado explosiones mientras el sistema de defensa Cúpula de Hierro interceptaba cohetes provenientes del sur del Líbano.
El servicio de ambulancias israelí, Magen David Adom, se mantiene en alerta máxima en todo el país, aunque hasta el momento no se han reportado víctimas.
Israel también ha instado a los civiles en el Líbano a alejarse de las áreas donde opera Hezbolá, advirtiendo que las operaciones de la milicia chií ponen en riesgo a la población local.