PUERTO PRÍNCIPE, HAITÍ.- Un nuevo contingente de soldados de Jamaica y Belice llegó este jueves a Puerto Príncipe para unirse a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MMAS), cuya misión es asistir a la policía local en la lucha contra las bandas que han devastado el país caribeño durante meses.
El grupo, que incluye a 20 soldados y cuatro policías jamaicanos, así como a dos soldados beliceños, se suma a los 400 agentes kenianos ya presentes en Haití y se encargará de preparar la llegada de más tropas provenientes de países de la Comunidad del Caribe (Caricom).
«Estoy muy satisfecho de que el equipo de avanzada de Caricom ya esté aquí, y llevaremos a cabo más operaciones de seguridad ya que vienen con una fuerza especial», afirmó el comandante de la MMAS, el keniano Godfrey Otunge, durante una ceremonia de bienvenida en el aeropuerto Toussaint Louverture de Puerto Príncipe.
Otunge destacó que, con la llegada de estos nuevos agentes, la fuerza, que se espera alcance los 2.500 efectivos, es ahora «totalmente multinacional» además de los kenianos.
A pesar de los comentarios de Otunge sobre los avances en algunas operaciones contra las bandas, la situación de seguridad en Haití sigue siendo extremadamente precaria.
Las operaciones conjuntas entre la policía nacional y la fuerza internacional en Puerto Príncipe, especialmente en los barrios de Bel-Air y Bas de Delmas, que son bastiones del líder pandillero Jimmy Chérisier, alias «Barbecue», aún no han logrado resultados significativos.
Las bandas armadas continúan controlando más del 80% de Puerto Príncipe y las principales carreteras nacionales.
El miércoles se reanudaron los enfrentamientos entre pandillas en Cité Soleil, dos meses después del anuncio de una tregua entre grupos rivales. Un tiroteo durante la final de un campeonato de fútbol entre las bandas de los barrios de Simon Pelé y Nan Boston dejó varias víctimas, según el pastor local Enock Joseph, aunque no pudo especificar el número exacto.
Haití enfrenta una grave crisis humanitaria, que se agravó en febrero cuando varias pandillas se unieron para derrocar al impopular primer ministro Ariel Henry. La violencia de estas bandas, acusadas de asesinatos, saqueos, violaciones y secuestros, ha desplazado a casi 600.000 personas entre enero y junio de 2024 y ha dejado a 5,5 millones de personas, casi la mitad de la población, en situación de necesidad humanitaria, según la organización Human Rights Watch.