
Ciudad del Vaticano. – En una jornada histórica cargada de emoción, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost ha sido elegido como el nuevo pontífice de la Iglesia Católica, convirtiéndose en el Papa número 267 y asumiendo el nombre de León XIV. El anuncio oficial fue recibido con una explosión de júbilo por parte de miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, quienes aguardaban con expectativa la proclamación de su nuevo líder espiritual tras la muerte del papa Francisco.
Prevost, nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, cuenta con una vasta trayectoria eclesiástica, académica y pastoral, con profundas raíces en América Latina. Su historia como misionero en Perú marcó una etapa clave de su vida. En la década de 1980, lideró la misión de Chulucanas y más tarde, entre 1988 y 1999, desempeñó importantes funciones en Trujillo. Durante ese tiempo fue prior de comunidad, director de formación, maestro de profesos, vicario judicial de la arquidiócesis y docente de Derecho Canónico en el Seminario Mayor “San Carlos y San Marcelo”. En 2015, el país andino lo reconoció como ciudadano peruano.

Antes de su elección, Prevost se desempeñaba como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cargos a los que fue designado por el papa Francisco en enero de 2023. Fue creado cardenal por el mismo pontífice el 30 de septiembre del año pasado, consolidando su posición como una figura de creciente influencia dentro del Vaticano.
Su formación académica incluye una licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova, una maestría en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago y estudios superiores en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum), donde obtuvo su doctorado magna cum laude. Su tesis abordó el rol del prior local en la Orden de San Agustín, congregación a la que pertenece desde que hizo sus votos solemnes en 1981.
A lo largo de su carrera, ha ocupado numerosos cargos clave en la Iglesia, tanto en América como en Roma. En 2013 regresó a Chicago para ejercer funciones provinciales dentro de la Orden Agustiniana, hasta que en 2014 el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de Chiclayo y posteriormente obispo titular de Sufar. Fue ordenado obispo el 12 de diciembre de ese año, en la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe. En 2018 se convirtió en segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
Además, formó parte de importantes congregaciones vaticanas como la del Clero (2019) y la de los Obispos (2020), y fue administrador apostólico del Callao. Actualmente es miembro de siete dicasterios y de la Comisión para el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano, reflejo de la confianza depositada en él por su predecesor.
Una elección esperada
La elección de León XIV se produjo en el segundo día del cónclave. La señal esperada, la fumata blanca, emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina en horas de la tarde, provocando una oleada de emoción entre los presentes en la plaza vaticana. La proclamación del “Habemus Papam” selló el momento en el que el mundo conoció el rostro del nuevo líder espiritual de los más de 1.400 millones de católicos.
Durante la jornada, a pesar de que en la mañana se había producido una segunda fumata negra, la expectativa no decayó. Los fieles comenzaron a reunirse nuevamente en la plaza desde primeras horas de la tarde, renovando su vigilia. Banderas, pancartas y termos de café acompañaban a los peregrinos que aguardaban ansiosos un posible desenlace en las rondas vespertinas.
Un papado en un mes inusual
La elección de León XIV en mayo marca un hecho poco común en la historia de la Iglesia. Solo dos pontífices anteriores fueron elegidos en este mes: Clemente VI, en 1342 durante el Cautiverio de Aviñón, y Pablo V, en 1605. La elección de Prevost no solo rompe con la costumbre de elecciones en otros periodos del año, sino que también establece un nuevo precedente: es el primer Papa nacido en Estados Unidos y con profunda experiencia en América Latina.
La llegada de León XIV representa un puente entre continentes, culturas y tradiciones, y plantea una etapa de continuidad con el legado pastoral del papa Francisco, especialmente en cuanto al enfoque latinoamericano y al fortalecimiento de las misiones.
La Iglesia Católica entra así en una nueva etapa de su milenaria historia, guiada por un pontífice que combina formación intelectual, experiencia pastoral y vocación misionera.